¿Qué veo cuando veo?
Esta
pregunta me surge después de un camino recorrido como profesional de Educación
Especial que decide a los cincuenta años adentrarse en el mundo de la asesoría
de imagen.
Cuando inicié mi carrera al ver a un discapacitado veía el desafío
de entregar mi “saber académico” y mi preocupación por que aprendiese. Veía a
una familia con un hijo que no era lo que habían soñado; veía legajos donde
cada profesional plasmaba una evaluación de la trayectoria educativa de un
alumno.
A
ese saber incorporé un nuevo ver, no ya a un sujeto con discapacidad, sino a un
niño o adulto con una subjetividad que exigía una nueva mirada, la de ver más
allá de lo que se ve.
Ahora
puedo mirar hacia atrás y reflexionar sobre lo visto: seguramente lo diferente
asusta, todos en algún punto tenemos capacidades más destacadas que otras y
habilidades que no poseemos o no trabajamos.
En este
mundo de hoy donde la imagen es tan fuerte parece que “no podemos vernos”.
Pareciera que todos deberíamos ser lindos, fuertes, capaces, aptos, brillantes.
Si nos detenemos a pensar, seguramente podríamos ver que no siempre los
exitosos son tan felices como creemos, ni los bellos son tan bellos, ni los que
nos venden son tan eficientes y eficaces.
Es posible que desde el lugar que nos
tocó vivir nuestra historia pudiésemos ver lo que hay más allá de lo que se ve,
seguramente la imagen es más rica. Cada uno de nosotros tiene luz que ilumina,
realidades que alientan a otro a luchar, esperanza en un día pleno, alegría por
lo que nos sorprende. Qué bueno sería si todos pudiéramos VER al otro con sus
propias dis-capacidades y sus muchas potencialidades. No nos detengamos frente
al espejo con lo feo que nos devuelve, busquemos la imagen de lo que sí se
puede mejorar, lo bello interior y lo externo que nos hace únicos e
irrepetibles.
Gladys
Patricia Melión.
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